Juan José Burga

Juan José Burga es uno de aquellos jóvenes pintores peruanos recientemente subyugados por el lenguaje del grabado, hecho que explica por qué su primera muestra personal esté constituida exclusivamente por estampas y no por pinturas. Burga experimentó por primera vez con la gráfica en el taller de grabado que el artista Gerardo Salazar implementó en Trujillo hacia 2019, espacio alrededor del cual se creó un colectivo artístico activo hasta hoy. Allí conoció una técnica llamada “litografía sobre aluminio sin agua” y posteriormente indagó en el grabado sobre madera y sobre matrices alternativas. Desde entonces ha participado en las principales exposiciones de grabado organizadas en el Perú, específicamente en las ciudades de Arequipa, Cajamarca, Iquitos y Trujillo, entre 2020 y 2022. 

Esta primera individual está conformada por una veintena de estampas trabajadas sobre matrices de MDF. Cada una de las piezas es el eslabón de un relato dividido en tres capítulos o ciclos que involucran conceptos y formas provenientes de la mitología griega –cómo Dédalo y el Minotauro, por ejemplo– y del imaginario borgiano –“La casa de Asterión”– así como de las insólitas visiones del propio artista. Lo singular de este conjunto es que la sofisticación de su poética va aparejada con el progresivo dominio del oficio de grabar del autor, lo que se evidencia, por ejemplo, en las representaciones del elemento recurrente en su iconografía, el laberinto, cuyo alto contraste y ortogonalidad, además de constituir un ejercicio para la comprensión de la impronta xilográfica funciona en esta nutrida colección de imágenes como un principio compositivo y estilístico.